domingo, 21 de septiembre de 2014

La estrangulación sanguínea

Se conocen como estrangulaciones sanguíneas, a las técnicas de control que al realizar presión sobre las arterias carótidas comunes situadas a ambos lados del cuello, provocan la caída del nivel de oxígeno junto al resto de nutrientes que alimentan al cerebro, llegando a ocasionar el desmayo por síncope. Estas técnicas de control nos dan la posibilidad de reducir a un oponente mucho más grande y más fuerte que nosotros, anulando la ventaja de su complexión física como escudo.

La imagen muestra la arteria carótida
común derecha.
El cerebro, es el órgano que más energía consume del cuerpo humano y aunque no llegue al 2% del peso del cuerpo, cerca del 20% de la energía corporal total es consumida por él. El alimento principal del cerebro es la glucosa y el tejido cerebral debe de tener un suministro constante para funcionar, pero al no poder almacenarla para disponer de una reserva, la glucosa es llevada disuelta en sangre de forma constante por el sistema arterial. El hecho de privar al cerebro de las cantidades necesarias de glucosa así como de oxígeno durante al menos 10 segundos supondría la pérdida de la consciencia a consecuencia de una caída de presión en las arterias cerebrales al dispararse el reflejo del seno carotídeo o de Hering.

Los senos carotídeos, se localizan en la bifurcación de cada arteria carótida común a ambos lados del cuello, donde se dividen en las arterias carótida externa e interna y que conducen el flujo sanguíneo hasta el cerebro. Esta zona arterial es analizada por receptores que detectan incrementos y caídas de la presión sanguínea (barorreceptores). A consecuencia a estos cambios de presión, se envían impulsos nerviosos al centro cardiovascular en el tronco cerebral, viajando posteriormente al corazón y a los vasos sanguíneos por los nervios simpático y parasimpático. Un incremento en la presión sanguínea inicia un reflejo de protección que incrementa el tono parasimpático y disminuye el simpático. El tono parasimpático incrementado ralentiza el corazón y reduce el gasto cardíaco y el tono simpático disminuido, relaja las pequeñas arterias musculares que regulan la presión sanguínea consiguiendo una caída de presión controlada.

La compresión del seno mediante una estrangulación sanguínea, se interpreta por los baroreceptores del seno carotídeo como un incremento de la presión, y a consecuencia, se dispara el reflejo del seno carotídeo provocando el síncope al reducirse los niveles de oxígeno y glucosa que deben alimentar el tejido cerebral al caer la presión súbitamente.


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